Por Tucy Peña
A todos nos ha dejado sorprendido la manera en que algunos fenómenos atmosféricos de repente se forman y alcanzan grandes fuerzas destructivas como el reciente huracán Otis en Acapulco, México.
Los protocolos en torno a los niveles de alertas deben ser revisados, una muestra fue lo ocurrido el 4 de noviembre del año 2022 donde fuertes lluvias inundaron la capital y el Gran Santo Domingo, estos fenómenos atmosféricos cada día están siendo más intensos al punto que burlan los medidores científicos.
Recordemos el devastador huracán María, en poco tiempo logró alcanzar la categoría 5, Huracán Irma, Huracán Dorian, etc.
Estos huracanes se formaron y de repente ya estaban en tierra causando daños, destrucción y muertes a su paso.
Como sabrán los organismos de emergencias actuamos en consecuencia según nos indican los modelos meteorológicos, estos modelos son analizados por científicos y expertos en la materia de gestión de riesgos emitiendo tres tipos de alertas que son: Alerta Verde que nos dice que debemos estar atentos, alerta amarilla que nos dice que debemos estar listos y la roja que nos dice que debemos estar seguros.
🟢 Verde estar Atentos
🟡 Amarillo estar Listo
🔴 Rojo estar Seguros
En los últimos años estos avisos de niveles de alertas se han visto cuestionados por que en ocasiones nos hacemos la pregunta; ¿Ven acá y estás lluvias de repente?… como fue el caso del 4 de noviembre del año 2022 , el cual se emitieron las alertas amarillas a las 2 de la tarde de ese viernes y a las 5 de la tarde el cielo se desplegó y en cuatro horas cayeron alrededor de 245 mm de agua por cada metro cuadrado y eso es mucha agua, sin embargo en un huracán promedio pueden caer varias veces esa cantidad en un periodo de tiempo similar y nunca hemos visto inundaciones semejantes en la metrópoli, la que se supone está mejor preparada para los desastres, pero ese fenómeno cogió “fuera de base” una parte del gobierno y esa imprevisión tuvo un costo excesivo especialmente en termino de vidas.
El otro fallo viene producido por las carencias de un sistema general de drenaje pluvial, sin embargo, contamos con drenajes puntuales conformados por un imbornal (una especie de caja receptora de la lluvia) y un pozo filtrante, ese sistema funciona, pero es necesario limpiar el imbornal y sacar la basura; resulta que eso no se hizo antes de la temporada ciclónica como tampoco la poda de los árboles.
Cada 6 meses tenemos temporadas ciclónicas en el Caribe y República Dominicana está ubicada en el mismo trayecto de los huracanes, los que nos permite a nosotros como dominicanos tener protocolos claros, tener nuestros manuales de emergencias, practicar los protocoles de evacuación y practicar los niveles de alertas tempranas.
Siempre debemos estar listo, siempre debemos estar preparados por qué no sabemos el día y la hora en que la situación amerita poner lo aprendido en práctica en cuanto a la gestión del riesgo.